Angélica y su hija Sarah no pasan por sus mejores momentos. La madre trata por todos los medios de derribar el muro de incomunicación que se ha levantado entre las dos y consigue captar su atención hablándole de cómo asistió, con veintiún años, a Woodstock. Pero, como pronto descubrirá Sarah, no se trata del conocido festival de música de 1969, sino un congreso de física en el que participaron miles de científicos, celebrado en marzo de 1987, tras el descubrimiento de los materiales superconductores a alta temperatura.
En mitad del caos provocado por una asistencia masiva que desbordó todas las previsiones de la organización, Angélica tratará de comprender por qué el director de su tesis sobre historia de la ciencia la ha enviado allí. En su empeño contará con la ayuda de Aaron, un atractivo y tímido científico que actuará como cicerone de Angélica por las instalaciones del Hotel Hilton de Nueva York, donde se celebra el congreso. La energía de Angélica contagiará a Aaron quien, superadas las reticencias iniciales, le descubrirá que el mundo y la ciencia no son como ella pensaba hasta el momento. Según pasan las horas, los sentimientos del uno por el otro se volverán cada vez más fuertes, hasta cambiar sus vidas para siempre.
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